La noche transcurre viscosa
meciendo épicas
con antorchas exhaustas en la pista.
Nos abrigas cuando al filo de otra edad,
hendimos tus labios febles.
Parpadean lúbricos los rombos
ceñidos contra la avenida.
Madrid posa con lascivia
mientras libas la cita eterna
que nadie recuerda,
y tú juegas con mis arcanos
y ella hace apuestas en abismo
y nosotros todavía así,
con la ciudad rasgada,
tendiendo a infinito.
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Bienvenido al blogmundo, a la esfera virtual, a la palabra de aérea, linkeada. Te espero en la playa de piedra, ojo! a ciertas horas despierta allí un león dormido. Mil abrazos!!! y enhorabuena por estas letras.
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